El hambre es uno de los desafíos más grandes. Según la ONU, más de un millón de salvadoreños enfrentan inseguridad alimentaria severa, de acuerdo al Panorama de la Alimentción 2023, lo que significa que muchas familias se han quedado sin comida. Esta realidad nos recuerda las palabras de Santiago 5:1-6, que nos exhortan a no ignorar la injusticia: “El clamor de los segadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.” 

Como iglesia, no podemos permanecer indiferentes ante esta crisis. En Marcos 6:41-43, vemos cómo Jesús multiplicó los panes y peces para alimentar a una multitud. Este milagro nos enseña que lo poco que tenemos puede ser multiplicado para bendecir a muchos, siempre que lo pongamos en manos de Dios y lo compartamos con una actitud de generosidad. 

La campaña Regala tu pan y tu pez nos invita a seguir este ejemplo bíblico. Al donar alimentos, estamos sembrando esperanza en un país donde el 46.9% de la población sufre de inseguridad alimentaria. Cada pequeño gesto es una respuesta al mandato de Jesús de alimentar al hambriento (Mateo 25:35). 

La iglesia tiene el poder de ser un agente de cambio en la lucha contra el hambre en El Salvador. Siguiendo el ejemplo de Jesús, nuestras acciones pueden multiplicar la esperanza y hacer una diferencia en la vida de muchas familias.