Niñas y niños viviendo en pandemia
El solo hecho que la situación por pandemia haya sido una limitante para que los niños y niñas no hayan tenido autorización para salir de sus casas les afectó en su libre movimiento, algo que es natural y esencial para ellas y ellos, ya que les limita a la interacción y desarrollo social.
Este confinamiento se tradujo en dejar el cien por ciento las familias –a las madres, a los padres, a los cuidadores –; toda la responsabilidad del cuidado de la niñez, continuar con su educación formal y espiritual.
Según un estudio de UNICEF alerta que entre los chicos y las chicas de 3 a 12 años en confinamiento, se observan estados de mayor irritabilidad, mal humor, enojo, fastidio e intolerancia. En algunos casos, se manifestaron cambios o trastornos en la alimentación y/o el sueño.
Por ello, este blog se referirá específicamente a la falta de actividad social debido al encierro en casa. Sabemos que el desarrollo corporal, de los movimientos, de toda la esfera psicomotriz, se va construyendo. El movimiento y el juego son las posibilidades que tienen los niños y niñas para desarrollarse integralmente, tener prácticas de relacionamiento y vivir experiencias de aprendizaje. El juego no es solamente diversión, sino es lenguaje, es comunicación.
Recordemos que hoy más que nunca, los niños y niñas necesitan de nosotros para crecer y aprender, adaptarse y ser resilientes ante la actual dinámica de comportamiento y socialización. Sino pueden salir a jugar como antes, consideremos:
Reforzar los vínculos afectivos y sociales en casa. Fomenta la comunicación con ellos, y de ellos con otros, hacer video llamadas con sus compañeros, organizar reuniones de uno a uno para que puedan interactuar de forma segura; practiquen actividades físicas y si ya es posible, que regrese al fútbol, danza u otra actividad, permiteles que lo hagan, siempre bajo supervisión y con las medidas de bioseguridad. Y, sobre todo demuéstrales que estás con ellos, organizarles juegos y entretenimientos.
Considerar siempre las voces de los niños y niñas, asegurando la protección y el bienestar. Escucha sus voces, sus opiniones, sus sentires, sus deseos, sus experiencias. No les obligues a salir a jugar o retomar sus actividades físicas, pero destácales la importancia que retomen sus rutinas de juego, ejercicios y deportes.
Acompáñales en el proceso de adaptación de regreso a actividades cotidianas. Es de esperar que surjan miedos y ansiedades, y ahí será muy importante hablar, conversar, informarse e informar a los niños de lo que va a significar esta nueva normalidad. Este será un proceso poco a poco, pero acompañados será mucho más fácil y exitoso.Recuerdales que jugando se aprende, y que interactuando con otros, nos convertimos en mejores seres humanos.