"¿Igualdad de qué?", es una interrogante que fue planteada hace 40 años por el economista Amartya Sen, a la cual respondió: de las cosas que nos importan para construir el futuro al que aspiramos.

A menudo, solemos asociar “desigualdad”, con la carencia de bienes materiales, una vivienda digna, educación, etnia etc. Pero verdaderamente, buscamos la igualdad ¿únicamente en estas dimensiones del ser humano?

Ciertamente no, es evidente que ahora en día, buscamos “igualdad” en nuestro diario vivir. Igualdad de oportunidades para hombres, mujeres, adolescentes, niños y niñas porque, con el pasar de los años y con el apoyo de innumerables esfuerzos de investigación activismo y sensibilización dentro de la población, se ha comprendido de manera más profunda que: todos somos importantes y merecemos las mismas oportunidades sin distinción de género, edad, etnia o condición social.

Existen distintas aristas para el abordaje y reflexión de la “igualdad” pero, en esta ocasión haremos una breve reflexión de cómo la pandemia por COVID-19 ha logrado impactar de manera más tajante la carencia de “igualdad de oportunidades económicas” en los jóvenes salvadoreños.

Según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo juvenil (considerando la población de 15 a 24 años en búsqueda de trabajo) alcanzó en 2019 el 17,8% en América Latina y el Caribe. En EL Salvador la tasa es del (9,5%) representando más del doble de la tasa de desempleo general (4.0%) de años anteriores, a esta situación se le suman un 78.4% (UNODC, 2020), de la población que pertenece al sector de trabajo informal.

El Salvador, al igual que otros países de Latinoamérica, es la población joven la que predomina y es necesario que cuente con las oportunidades y escenarios adecuados para que asuma un rol activo dentro del país para impulsar su desarrollo socioeconómico; si bien es cierto, los jóvenes cuentan con prerrogativas instauradas que los amparan y apoyan como el artículo 23 de la Declaración de los Derechos Humanos que cita:

“Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”

Ver: Declaración Universal de Derechos Humanos

La responsabilidad de garantizar igualdad de oportunidades económicas no es un deber exclusivo del gobierno sino más bien, es una realidad que nos compete a todos, las oportunidades de generación de empleo deben construirse bajo un esquema inclusivo intersectorial en el que se involucren desde: las escuelas y universidades donde el rol de un maestro debe ir más allá a solo educar sino también, el inspirar y reforzar habilidades en sus estudiantes; Empresas privadas, sensibles y conscientes de la realidad de El Salvador abiertas a la innovación y la revolución de ideas frescas y dinamismo que traen los jóvenes para aportar.

Por otro lado, los jóvenes deben prepararse de manera integral: mente y corazón. Dispuestos a aprender nuevas habilidades y enriquecer sus conocimientos durante el estudio de carreras técnicas o universitarias, pero también, dispuestos a sobreponerse a adversidades, llenos de esperanza y valentía, no teniendo miedo de mostrar sus talentos, de abrazar nuevas oportunidades, no dudando de los dones que Dios les ha encomendado compartir con sus hermanos porque en un planeta tan extenso como en el que vivimos, todos tenemos el derecho y el deber de brillar y servir de la mejor manera a los demás.

Finalmente retomamos las palabras de: Eleanor Roosevelt, EE.UU., 19582 quién dice:

Después de todo, ¿dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa, tan cerca y tan pequeños que no se pueden ver en ningún mapa del mundo. . . . Esos son los lugares donde cada hombre, mujer y niño busca la igualdad de justicia, la igualdad de oportunidades e igual dignidad, sin discriminación.

Seamos actores y no sólo espectadores pasivos de la creación de sociedades justas y seguras, desde nuestras realidades hagamos valer nuestros derechos y seamos los protagonistas de las historias que soñamos para nosotros mismos y los que están por venir.