Soy Paty, mi fe me acompaña a todo lugar. Tengo confianza en que pronto el país, saldrá de esta crisis por la pandemia, sé que no será fácil pero juntos podemos lograrlo.

Vivo en una colonia complicada por el tema de pandillas, pero en estos momentos prevalece el miedo por el coronavirus. En este período de confinamiento, en mi país, el tema de la violencia ha bajado bastante, hay días con cero muertes por violencia y eso obedece a que la gente está en sus casas y se observa mayor presencia de policías, soldados y agentes de seguridad.

Actualmente, en mi colonia ya hay casos reportados de personas con COVID-19; la situación se ha complicado tanto que tenemos que hacer nuestras propias tortillas en casa, por miedo a salir o consumir los productos que afuera se elaboran.

Me he dado cuenta de la importancia de ser agradecidos por la vida, la salud y la protección, temas que quizá a veces los dejamos pasar por alto. Creo que la mayoría de salvadoreños estamos dándonos cuenta de que es importante valorar lo que tenemos y eso nos ha hecho ser más solidarios.

En la parte educativa, creo que a las niñas, niños y jóvenes sí estamos siendo afectados, algunos están con miedo y angustia porque apenas iniciaba el año escolar y se han visto interrumpidas las clases, y de forma virtual no es lo mismo porque lo siento impersonal. Nuestro sistema educativo no está acostumbrado a esa dinámica de estar conectados, muchos de mis compañeros por ejemplo, no tienen Internet en su casa y deben al igual que yo, comprar paquetes diarios de Internet.  A parte, que la mayoría carecemos de las herramientas virtuales en casa.

Muchos son los temores que vienen a nuestras mentes como jóvenes. El estudio, las oportunidades laborales pero también el temor de la pérdida de algún familiar. Perder a uno de mis familiares sin poder despedirnos como normalmente se hace, sería un gran golpe para mí, por eso oro por mi familia, mis amigos, los hermanos de mi congregación y toda la población. 

El país al igual que el mundo entero está con un futuro incierto en lo económico, educativo, social, laboral, por haberse frenado muchas actividades que han alterado nuestro “estado normal” de vida. Sin embargo, creo que la fe en Dios, el trabajo de la mano con organizaciones de apoyo como World Vision nos sacarán adelante. Hoy tenemos que ser más creativos para prepararnos y lograr los objetivos que nos pongamos en medio de las condiciones que nos ofrezca la escuela, la universidad, la comunidad, el país entero.

Como joven y ciudadana estoy poniendo de mi parte respetando la cuarentena quedándome en casa. En mi pasaje cada semana nos reunimos, con precaución, para hacer limpieza y sanitizar, así estamos más seguros de que aportamos a la salud de todos. Además, trato de hablar con otros niños y jóvenes de mi iglesia para saber cómo están, cómo se sienten y si puedo apoyarlos con alguna tarea.

Oro porque se mejore esta situación, que los Gobiernos den a la niñez un ambiente libre de violencia, mejor servicio educativo, oportunidades para un empleo formal y que en todos sus planes de trabajo velen por la protección de la niñez y juventud, escuchen y tomen en cuenta las necesidades y la voz de nosotros los jóvenes que buscamos la superación.